En 2021 durante una protesta en Brasil, Paulo ‘Galo’ Lima, quien ya había tomado protagonismo como líder primer movimiento antifascista de repartidores, prende fuego la estatua de Borba Gato en São Paulo. El ataque a un símbolo del colonialismo termina con su detención pero para él, la chispa revolucionaria sigue intacta. Fuera o dentro de la cárcel, el objetivo es mantenerla encendida.